Tiempo de Verano



Esta canción tiene casi un siglo y mientras me sobrepongo al cansancio de madrugada pienso que hace siete años la estaba escuchando a la misma hora, en el mismo lugar en el que estoy sentado ahora. Distante en los recuerdos, la misma grabación, el mismo flujo de respiración y arte de Porgy and Bess.

Miles Davis se murió en el año noventa y uno, pero el Porgy and Bess lo grabó en el cincuenta y ocho... Dicen que en aquel tiempo Miles estaba tan drogado que por momentos era como si para el desapareciera el tejido de la realidad, entonces solo quedaba el ritmo, y la música era una sola voz que le creaba senderos luminosos.

Pero esa no es la raíz, porque este instante tiene música de Miles, pero también tiene otros audífonos... Hace siete años estaba a esta misma hora, más delgado, con la misma ventana abierta, pero el cigarro no era un Pall Mall, creo que era un Kent o un Belmont fumado con una fruición distinta, más adolescente, otro espíritu al mismo motivo.

El tema es el mismo, la circunstancia es distinta, pero si se fotografiara el pasado al presente en una sola imagen, entonces estaría yo sobrepuesto a mi mismo, pero fuera de eso la muralla estaria igual de blanca, la luna tampoco entraría por mi ventana y las notas de Miles Davis chillarían surcando el humo al mismo tiempo, la semejanza diversa es un abismo en que el tiempo divide lo unitario.

Por momentos es como si pudiera sentir al recuerdo y el tiempo crujiendo, hace cinco minutos escuchaba la misma parte que ahora, y hace siete años y cinco minutos estoy seguro que ponía el tema de nuevo, aunque entonces era parte de un puñado de jazz que era lo único que tenia, que escuchaba una y otra vez, lejos de mi circunstancia actual.

Hoy en la tarde toque una trompeta que había sido fabricada a principios del siglo XX y en su campana aún tenía las marcas del martillo que forjó el bronce en algún lugar de los Estados Unidos por ahí en 1915. El instrumento sonaba distinto, la escala que toqué debe haber sido tocada a través de los años con la misma tesitura exquisita que le imprimió el Luthier, en todas las circunstancias de cada intérprete, siempre con el mismo espíritu previo del artesano.

Cuando Miles Davis tocó el Porgy and Bess lo hizo de una sola toma, así se grababa entonces cuando cristalizó en la pieza un trozo suyo, como uno de esos indígenas que rayaban a sus dioses con tinturas olvidadas en alguna caverna subterránea.

Hace siete años sonaba por tercera vez la misma canción, entonces las circunstancias eran distintas pero la sensación era la misma, el lugar con sus murallas, su ángulo sin luna, todo era semejante aunque distinto y sin embargo en algún momento la canción dejó de tener un lugar definido en el tiempo, es como si siempre hubiera estuviera esté ahí... El verbo deja de servirme para expresar lo que siento, porque hay una fisura en el ordenamiento del tiempo. El tiempo también es una mera percepción, del mismo modo que siete años se hacen un parpadeo extraño, tan extraño como saber que estoy en el mismo lugar, en el mismo momento, repitiendo el mismo sentimiento que imprimió Miles, con una trompeta que repetía la misma tesitura de su Luthier, y entonces las épocas se contraen, se vuelven un asunto de puntos de vista.

Al igual que entonces la luna no entra por mi ventana y no tengo como saber si estoy recordandome un adolescente en el ahora o en el pasado imaginandome lúcidamente en la veintena, ni siquiera puedo decir si no soy otra cosa que un delirio de Miles Davis en su conciencia atemporal desde donde repite, una y otra vez, la melodía volante de Porgy and Bess ante la otra mirada atemporal de los sonidistas extasiados en un estudio de grabación de California en 1958.

No tengo como saber la verdad del lugar y de su naturaleza desde donde surge la ilusión de realidad. Entonces solo puedo sentirme plácido y ajeno con el sonido de algo que sigue repitiéndose mas allá de lo que piense sobre el paso del tiempo, estoy ciego y solo me guía la percepción distante de Miles, insinuándome veladamente lo ilusorio de mi circunstancia mientras el cigarro se consume y rebusco otro en mi cajetilla de hace siete años.

1 comentarios:

Jon Nieve dijo...

Hola Felipe.
Me dio por escribirte porque así te sientes obligado a escribirme a mí.

Ya, en realidad no.
Dos cosas: Estás escribiendo mucho mejor que hace un par de años atras y te felicito. Me lleve una sorpresa. Incluso este post largo que subiste CASI lo leo completo.
Y la otra cosa... no sé. Apostaré a que te daras cuenta solo.