The Time Quickens

Como ya no había salsa verde para poder soltar una lagrima, bebí un largo trago por todos esos locales inmemoriales, sus completos con la mayo mas amarilla y mas profunda, con los cafés bien negros y amargos.

En un silencio distopico miré el food garden y bebí también por todas las fuentes de soda aquellas, las que a cada salchicha transnacional se iban haciendo obsoletas con sus esperas tan propias, con sus condimentos macerados en la risa de lo autentico y en todos esos tiempos secretos donde el pan se tostaba por un par de minutos para que quedara crujiente... Variante que siempre fue inexplicable a los apóstoles del neo-liberalismo, todos ellos devoradores de aburridas hamburguesas de uniforme.

Corsario Universal

Entonces, ahí estaba yo: En mi pieza, Año 99, escuchando el casette de Tiro de Gracia que me había pasado mi amigo Cristián en la escuela.

Y en eso, entra mi abuela.

-¿Que es eso que cantan del hachís?
-Hip Hop abuelita.
-Pero el hachís es una droga.
-Si, pero es por una cosa de rima.
-Me tinca que son drogadictos violentos.
-No se...

Y luego se fue a ver su telenovela.

Un par de años más tarde me enteré por un periódico de que los Tiro de Gracia se habían agarrado a sablazos con un grupo de reggae en una discoteca, y que en todo el proceso estaban más drogados que lo clínicamente posible.

La moraleja de esta historia es que más sabe el diablo por viejo que por diablo... En todo caso, por si a alguien le interesa, el disco se llama Ser Humano, es de Tiro de Gracia y la canción que escuchaba se llama Corsario Universal, la que por cierto es un sampling de "Red Clay", una canción de los solsonics del noventa y uno, que es a su vez un cover de una canción que sacó Freddie Hubbard en los setenta.

Las tardes

El cemento arde en la población mientras el sol campea arrogante por sobre la tarde sin viento.
Las calles y los pasajes están vacíos, un perro flojea a la sombra de un arbusto de la plazita de tierra, la calma es solo perturbada por el estruendoso zumbido de las esporadicas micros que pasan de tanto en tanto y el rumor apagado de los televisores de las casas donde el doblaje de alguna teleserie brazileña acompaña el planchado después de almuerzo, el vaso de jugo con hielo, el cigarrillo áspero de la loza seca.

El asfalto se resquebraja, sin embargo, ni todos los cementos grises ni todos los arboles amarillentos pueden impedir que por la vereda se recorte la silueta sincera de una niña de siete años, vestida toda de rosado que va a saltos hacia la esquina apretando una moneda entre sus manos sudorosas... Esa tarde no hay mas que alegría a cada salto, ante sus ojos la heladera que zumba afuera del almacén del barrio se hace cada vez mas grande, sagrario multicolor donde un cubo de piña la está esperando. "Quizás desde cuando" piensa ella mientras con una sonrisa gigantesca le pasa la moneda al dependiente.

Con sus dientes de leche y sus ojitos cerrados rompe la bolsa y prueba el dulzón jugo congelado, no se equivoca.

Sopla una brisa.

La Biblioteca de San Mate

La biblioteca de San Mate está llena de libros con sus hojas en blanco, los que ordenados en largos estantes esperan a aquellos que los requieran y, días, semanas o años mas tarde los devuelvan con las hojas arrugadas y en el lomo gastado escrito el titulo y la firma del autor.
Así se llena el otro anaquel, el de los libros manuscritos en cuyo interior viven para siempre los amores más tristes, los poemas de cosas ya pasadas, llenos de anotaciones o citas, la sincera memoria cristalizada en el estante anónimo de la biblioteca de San Mate.

San Mate, pueblo o ciudad decida usted, rodeado sempiternamente por las nieblas del olvido, acurruca en los estantes de su tibia biblioteca las llamas de una magia mas antigua incluso que los fantasmas y diablos que viven en las colinas. De alguna forma sutil persiste la certeza de que la libertad existe en la medida de nuestros sueños, y que ese fuego calmo que solo requiere amor, es capaz de tenernos en pie cuando las heladas de la pena se dejan caer en nuestras noches mas frías, invitándonos a morir.

Saben en San Mate sobre desnudez; estamos desnudos, todo lo que brota ha de secarse algún día hasta volverse polvo, entonces el recuerdo de aquel milagro es lo monumento final a nuestras epopeyas mas intimas, el eco que canta por sobre la música del tiempo sin tiempo.

Esta costumbre de San Mate es fruto de la sensación mas subterránea de los hombres y mujeres del pueblo, que intuye su existir sutil en los terrenos de lo imaginario.
Es que San Mate sabe que hay mas verdad en sus calles increíbles que en la niebla gris del olvido que se abre infinita o desconocida donde terminan sus limites.
Algunos en San Mate creen que en algún lugar mas allá de la niebla su existencia es solo advertida por las líneas de un libro, otros creen que San Mate es una viruta encendida de asombro infantil a la orilla de alguna fogata distante donde una vieja madre cuenta historias a sus hijos para amenizar las noches de un tiempo lejano en la memoria de mamuts, cavernas y praderas inmensas.

San Mate sabe. Sabe porque se imagina de vuelta y así comprende que sus calles tangibles son tan reales como su magia, y que todas esas intuiciones que ven sobre si mismos en sueños indescifrables también existen en alguna otra parte con otras formas, colores y tiempos largos... todo lo que se imaginan ya existe como islas de la memoria a la deriva por sobre el océano del sueño.

No así la niebla gris que todo lo rodea, es esa contradicción metafísica lo que sostiene los cimientos de San Mate, porque en la niebla no hay nada, la niebla existe rodeando San Mate, engullendo discretamente a quien ya nada sueña, despojándolo, destrozándolo, olvidándolo... San Mate existe mientras que en la niebla del olvido no hay nada.

A San Mate no le importa la niebla que baja por la noche porque en cada casa se sueña un nuevo sol, que todos los días sube por las colinas, dando de nuevo forma a los campos, a las calles y a su plaza, donde los ancianos calientan sus huesos por las mañanas y en silencio se pasan el día reflexionando sobre como la luz de cada nuevo día pareciera tener un brillo distinto.

You, Murderer!

En la sexta temporada de la serie de los cuentos de la cripta para HBO hay un capitulo dirigido por Robert Zemeckis que se llama You, Murderer.

El capitulo lo dirigio poco despues de terminar Forest Gump, la gracia que tiene es que utiliza esa misma tecnica de sobreponer fotogramas de actores antiguos con un entorno real... El cpaitulo empieza con el guardian hablando con hitchcock, pero lo mas potente viene cuando la historia empieza y el protagonista de toda la historia resulta ser Humphrey Bogart, y la femme-fatale Isabella Rosellini encarnando a Ingrid Bergman... Aparte de eso el capitulo esta filmado en casi puros planos en primera persona.

Nunca me ha gustado mucho el formato de TV, pero este trabajo esta hecho con mucha fineza, mucho respeto al género Noir Clásico, además que el guión es de un macabro trabajadisimo... Ta rebueno, creo que se ganó unos premios.

Esta es la primera parte, las que siguen están en youtube en los related.

Latinópolis

La Ciudad
Gigante antiguo de hierro y cemento
Clavado como un silicio por invasores antiguos
En el lejano ocaso de los vencidos
en el pasado sin limites
La espada domadora
El golem civilizador
de la tierra Americana

La Voraz
seis millones de almas sus intestinos
que bufan,
que crecen,
que queman,
que mojan,
que se ahogan.

La Perezosa
titánica, lenta,
que se duerme un poco cada noche
la ciudad con sus flamas cansadas.

La Urbe que Despierta
Deslumbrada
por un sol frio
que merodea por las nubes grisaceas de la ciudad
que se alejan, con la brisa, por esas veredas infinitas

Las cosas
los cien mil rostros
ese perro
que mordisquea algo a media cuadra
el pajaro
que se posa en la vereda humeda, por un momento
los arboles que respiran en sus islas de tierra
el concreto y sus largas sombras chinescas
sobre el pavimento asoleado.

La sangre de la ciudad
Las largas filas de personas con sus ropas de semana
metiendose en los buses y trenes
Despertando la ciudad

Ellos
Son otros los Dioses
Son otros los Templos
Son otros los emperadores
Son otras las Profecias
El Sol es siempre el mismo
Ahí estan Ellos
La Sangre
Su Sangre
Regando el suelo de la América Indómita
Una vez más.