Jesús deja de mufarme

El Karma llega soplando
Sin aviso
Como la muerte
o un Tsunami.

Por la madrugada erès el ùnico que siente un temblor
Y ahí está, la pesadilla alojándose entre tus tendones
Clavando sus garras detrás de los parpados
Descuadrando tus horas
Arrebatándote la fortuna

Entonces caminas desorientado
Jugando con menos dados
El día que tienes que apostarlo todo
y El Karma es como un huaso fogueado
que te mira con aires de ferretero
te quita los dados que te quedan
Se ríe profesionalmente, te pega una palmadita en el hombro
y te deja una moneda de cien en los bolsillos
Una nueva,

Para llamar por teléfono a alguna parte
Desde un público que se la traga
El Karma es así.
Redondo.
Ondulado.
Helado como una madrugada
del que no duerme.

El Karma se ríe de nuevo,
haciendo gestos con su sombrero negro
un destello de sombra desde las esquinas

Hay que buscar refugio
en alguna pieza blanca
llena de humo y manzanas
es urgente
de vida o muerte
o si no
quién sabe

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