A mi también me gusta Charlie Parker

Y la droga sigue, y la soledad, y la gente no entiende y la soledad golpea, es que realmente como saberlo, como entenderlo, raro le dicen todos en el colegio que es el mundo donde ahora tiene 35 años y envejece y le dicen virtuoso, pero todo es un juego, y la heroína es una golosina, y es difícil no quedarse dormido o olvidarse que hay que ir a tocar, pero aun así el teatro lleno espera por tres horas, y aun así aplaude de pie el concierto, pero no siempre va así.

Los amigos, los amigos, los amigos palidecen ante los dulces, y los dulces empiezan a hacer que te duela el pecho Charlie, la heroína es una ventana desagradable, es estar en esa cama oscura y fría por las noches Billie, es mirar por la ventana y saber que allá afuera hay un cuervo, y que te esta esperando Chet... Es arrancarse con el instrumento, con el arte, no hay razón, la razón es para los viejos.

Estas viejo, lo sabes porque cada vez te duele mas el pecho, porque cada vez te cuesta mas volver desde allá, porque has visto a la muerte dibujada en las luces arremolinadas del viaje, esperándote, anunciándose pálida en los espejos.

No importa, no importa, ya no es tan simple como antes, la gente ya no va tanto a tus conciertos, los críticos te entierran vivo, pero ahí estas tu tocando, sabiendo como ese mismo mundo que te elevó solo por ser tu ahora te entierra, nuevamente por solo ser tu, pero es difícil entenderse con todos, las inyecciones empiezan a quitarte el dinero Charlie, la música suena oscura, apagada, y anoche te metiste tanto acido que por un instante te pareció ver tu tumba descascarada, rodeada de desconocidos de otras épocas, tirando flores sobre el mármol frío Charlie, llenando de lagrimas de cocodrilo y adjetivos de genio el basurero donde a tus huesos ya no le quedan ni gusanos Charlie.

Pero, ya sabes, algo de dinero, grabar ese disco, y que luego algunos solo algunos te aclamen, a ti ya no te importa Charlie, las botellas rotas del suelo se clavan en tus brazos cada ve que te revuelcas por el suelo tosiendo tras las inyecciones, y despiertas anestesiado y cortado mientras el atardecer golpea tu cuerpo gordo y tu rostro arrugado que cumple 43 años una mañana de mayo y que todo lo que hizo fue cambiar el televisor por una inyección, tus abogados no quieren darte tu dinero Charlie, y te enfureces, y te cortas los brazos pidiendo ayuda Charlie, la pides a gritos y los vecinos que antes llegaban ahora solo cierran las ventanas sabes? Pero no importa, tras la sangre ya piensas que está bien, que ya está todo bien, los únicos gángsters de la ciudad que aun te venden heroína lo hacen porque les gustan tus discos sabes, podrías tocar para ellos un rato, les encanta Charlie...

Es de noche ya… Y tus brazos llenos de sangre seca se vuelven a pinchar esa noche solitaria en que cumples 43 años y 91 días, y mientras la heroína llena tu mente de pronto, sin aviso, sientes que das un paso en falso y te resbalas hacia dentro y caes en un do bemol tan curvo que sabes de inmediato que es la muerte tocando sus huesos, y tratas de incorporarte y escaparle Charlie, pero ya esta muy cerca, esta muy cerca, tan cerca que lo comprendes de inmediato, aun antes de ver que el hilo está cortado.

Fue el tropiezo que diste en la esquina equivocada del caracol, la cantidad inexacta de sangre en la inyección, la sensación que fue subconsciente, para acabar de una vez por todas con el frío y los amaneceres y el alba, y perderse al fin, con los brazos cortados, con el saxo empeñado Charlie...

Lo sabes en ese momento, al final de todo, con el rostro arrugado Charlie, con las murallas manchadas Charlie, las ganas de vivir quebradas Charlie... Estás lejos de todo, ya estás a salvo Charlie, dejas de sentir para volverte pleno, pleno ritmo, plena melodía, que por un error de cálculo se encarnó en hombre, fue un error de cálculo Charlie, ya no importa.


Re Mayor por favor.

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