Chandelle y las Ménades.

Once de la noche y el supermercado ya esta cerrado. Espero junto a un par de abuelos pasar mis compras por la última caja abierta mientras las luces de los pasillos se apagan una a una dejando en un silencio de mausoleo a las heladeras y pirámides de tarros conserveros.

Camino hacia la salida del almacén muerto solo escuchando el eco del crujir de las bolsas rozando rítmicamente contra mis piernas. Echo una última mirada en dirección a las congeladoras de carne, de pronto se aloja en mi cabeza la intranquilizadora idea de la semejanza nocturna entre un supermercado y un cementerio.

Sigo caminando hacia la puerta de salida, ya puedo ver el amarillento color de los focos de la calle cuando me acuerdo que tengo que comprar cigarrillos. Me devuelvo a paso largo hacia el servicio al cliente para ver si me pueden vender una cajetilla.

-Disculpe, quiero una caja de Lucky Strike... Si light.

En el mesón puedo ver a un joven guardia que está rodeado de cajeras y se come un Chandelle de Lúcuma con la expresión de satisfacción de quien está terminando el día. Es alto, delgado, con corte de peluquería y cierta finura en sus gestos. Me da la sensación que vuelve locas a las empleadas del supermercado, que lo observan formando un semicírculo, sonriéndose entre ellas.

Una de ellas es la primera en preguntarle:.
"¿que estás comiendo?"

El guardia, con un hilo de voz, le contesta en perfecto francés.

"Chandelle."

Las cajeras gritan de locura al escucharlo, el guardia sonríe y sigue comiendo su postre mientras ellas se miran y comentan acerca de la forma en que lo había dicho. El supermercado ya está prácticamente en penumbras.

-Ok, acá está, le pago con dos mil.

Guardo el vuelto y comienzo a caminar hacia la puerta, echo una última mirada hacia atrás, intrigado por lo que está pasando en ese rincón del supermercado apagado.

"Dilo de nuevo, dilo de nuevo" Le dicen las cajeras, emocionadas

El guardia se ríe y deja el postre al lado, hace una pausa para tomar aire y repite

"Chandelle"

Las cajeras chillan saltan y aplauden llenando de un eco agudo el supermercado, extasiadas ante el francés profundo del guardia.

Mientras salgo a la vereda lo ultimo que alcanzo a escuchar antes de que la puerta de metal se cierre a mis espaldas es a las cajeras gritando una y otra vez, cada vez mas fuerte, rodeando al guardia que al fin se sorprende, demasiado tarde como para alcanzar a entenderlo, demasiado adentro del supermercado como para alcanzar a escapar.

3 comentarios:

Regulus dijo...

"Chandelle"

Camila dijo...

así que La camila, ah?

*sonrisa*

Perales dijo...

y tú me lo preguntas?

Chandelle eres tú